20 de octubre de 2008

Mis queridos tesoros


No todos los objetos son inertes, desde luego que no. Hay objetos que llenamos de recuerdos, historias y sentimientos que pasan a ser tesoros. Atesoran y amplifican todas las sensaciones que les transmitimos cuando nos apropiamos de ellos. Tesoros que guardamos con el mismo respeto con el que los hemos recogido, y su mirada es tan profunda y devuelve tantas sensaciones que, a veces, es necesario encerrarlos en pequeños cofres.
La mirada que devuelven esos pequeños y queridos tesoros es la mirada más dulce de los recuerdos, y cuanto más los protegemos más intensa se vuelve su mirada.
No creo que los tesoros sean solo propiedad de la infancia y, si es así, quizás ésta sea una forma de atesorar mi propia infancia. Lo cierto es que yo sigo guardando pequeños cofres con pedacitos de mis viajes y que me encanta abrirlos de vez en cuando... igual que me encanta ver a una niña creando sus propios tesoros...

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